Un hombre camina furioso. La mirada fija, la seguridad en su andar, la prisa explosiva y la amenaza de la violencia constituyen sus movimientos. Bebe y fuma continuamente. Suelta golpes tan pronto se presenta la oportunidad. Su implacable enojo viril hace de la película una persecución. Los planos decididos proyectan las acción hacia adelante. El hombre busca a su esposa, quien lo ha abandonado. Su hijo pequeño sigue sus pasos guardando la distancia, acuciado por la fascinación, el miedo y el doloroso cariño filial. Juntos deberán recorrer 13 kilómetros en los abrasadores paisajes rurales. Bajo un calor sofocante, la tierra y las emociones humanas se entrelazan y resultan descaradamente palpables.
Nota
Mi hermana me relató una caminata a través de senderos bajo el sol salvaje, cuando fue perseguida por su marido. Me dejó una impresión duradera al darme cuenta de que ésta es una historia común a muchas familias de mi ciudad natal. Se trata de una franja de tierra seca y olvidada en el sur de Tamilnadu, aislada de cualquier fuente de ingresos importante. Al mismo tiempo, hay una pizca de amor y un toque de humedad. En esta tierra lúgubre, la paciencia de las mujeres es lo único que evita que la familia se desmorone. Me sentí obligado a capturar estos trozos de realidad.