Wilcox es una historia y muchas a la vez. Un personaje en los márgenes del mundo. Atravesando caminos desiertos y campos sin nombre, Wilcox se pone en marcha para crear su propia mitología. Desertor, delincuente o superviviente, el aventurero vaga silenciosamente en busca de algo; en busca de algo que lo guíe, de aquello que podría describirse más simplemente como libertad. Nuevamente Denis Côté nos sumerge en esa zona liberada entre la realidad y la ficción. Nos invita a ejercitar de una distancia subjetivizada de espejos deformantes y una asincronía exquisita. Una experiencia simple, fascinante y misteriosa.
Nota
Creo que el personaje de la película es alguien que busca anclarse. Nosotros podríamos pensar que es hermoso en su libertad, que es casi heroico en su forma de darle la espalda a la civilización; pero no quiero dejar de lado su parte oscura. Es posiblemente también un ser perdido y sin grandes recursos. Me gusta que la película oscile entre la desesperación y la gran sed de libertad. La línea narrativa es muy delgada, por lo que hay un peligro en la repetición. Con Matthew Rankin, la edición fue muy instintiva. Trabajamos más sobre la energía que sobre vueltas narrativas.
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