Rafa, su papá y yo
El director de esta película empieza a filmar a su padre Rafa, un extrovertido empresario organizador de eventos, para un ejercicio de la facultad. Sebastián, hipnotizado por la comodidad y displicencia de su padre frente a la cámara, continúa filmándolo sin mucho propósito hasta que casi sin quererlo, empieza a contar su propia historia familiar y da con un tema no saldado de su relación con su padre: la ausencia de casi una década, cuando Sebastián era niño. Entre viajes, desencuentros, eventos familiares y una excusa para filmar, se compone un rompecabezas que intenta encontrar respuestas.
Nota
Desde el primer momento en que empecé a filmar a Rafa, mi papá, quedé cautivado por la atracción entre él y la cámara. Era su desfachatez, en parte producto de mi lugar privilegiado como hijo-cineasta, lo que me impulsó a seguir filmándolo. Poco a poco, mientras lo perseguía a todas sus actividades, empezó a aparecer mi lugar dentro de la película, y me di cuenta de que tenía que usar ese lugar para entender mejor qué me pasaba con él. La película es el encuentro entre un padre y un hijo y sobre qué hacer con las heridas del pasado.