Al pasar mucho tiempo en casa aislado, las paredes empiezan a moverse. La sensación del tiempo se desvanece, los días pasan tranquilamente, todo parece repetirse sin cesar. Espacios, conversaciones, impresiones visuales y sonidos se fusionan y hacen que todo parezca un largo sueño.
Nota
Durante el confinamiento por la pandemia, la atención se reorientó colectivamente. De repente, uno estaba confinado a las paredes de su propia casa, con el ámbito digital como conexión con el mundo exterior. En un lugar donde el tiempo y el espacio estaban vagamente definidos, las realidades parecían fusionarse y doblarse. Con nuestros entornos digitales alternativos exigiendo cada vez más atención en nuestras vidas, cada realidad percibida parece digna de ser cuestionada y explorada.
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