Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo, nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es como una música intraducible. La última hora es una película de fantasmas. Un documental sobre la luz que ilumina a los últimos habitantes de un remoto rincón de la pampa argentina. Surge una pregunta inquietante: ¿son los escenarios de una película que ya pasó o que todavía está por venir?
Nota
Al comenzar con este proyecto nos intrigaba sobre todo filmar el lugar en el que vivimos al margen de las fábulas de identidad en las que suele quedar entrampada su representación. Indagar un poco en la exterioridad radical de esos paisajes que los habitantes de la capital de nuestro país llaman el “interior”. Su extenso linaje literario, pictórico, ¿cinematográfico?, de algún modo, nos conciernen. ¿Qué criterio reúnen las distintas escenas de esta película? Nos preguntamos también bajo qué imagen o idea de país permanecen unidos todos esos cuerpos y cosas que nuestra cámara encuentra en su camino.