La luz y el ruido manchan la noche oscura.
Nota
Me encargaron el registro de un evento, un trabajo fácil, tiempo de sobra para contemplar a toda esa gente. Se veían tan extraños. Grabé siguiendo esa extrañeza. Más tarde, esas imágenes se verían más particulares en mi computadora. Comparadas con el otro registro, éstas no pretendían ser efectivas o limpias. Eran decadentes, absurdas – imágenes que pedían ser abiertas. Intentando escalar una, descubrí todos esos píxeles, escondidos como bichos debajo de las rocas. Seguí excavando, horas sin propósito alguno más que manchar el material hasta volverlo irreconocible. En algún momento, tuve que terminar, me encontré reflejado una vez más en la pantalla como en esos días de encierro. Volví a reconstruir a esa gente bailando, las luces y la música, y a una persona que miraba y le devolvía cierto sentido a todo ese ruido.