Doscientos años después de la campaña de liberación de Simón Bolívar en Colombia, La laguna del soldado recorre el viaje del Libertador a través de las marismas de gran altitud mientras busca atisbos de su fantasma aún presente en este territorio históricamente disputado. Reflexionando sobre la construcción de narrativas históricas y sus repercusiones ambientales, La laguna del soldado atraviesa el páramo, un archivo vivo y esquivo, navegando a través de la densa niebla suspendida entre el pasado de Simón Bolívar y el presente de Colombia. La película encuentra un ecosistema hidráulico rico pero frágil que sirve como telón de fondo para historias orales que han sido silenciadas por la violencia profundamente arraigada en la región.
Nota
¿Cómo interioriza un país el trauma y cómo se reproduce de generación en generación? ¿Cómo podemos convivir en un territorio que es a la vez fuente de vida y una amenaza por su violencia endémica? Al sumergir a los espectadores en el espacio liminal del páramo, entre el pasado y el futuro, en una región que ha sido el sitio de un audaz paso militar que condujo a exitosas guerras de liberación, la película abre un camino a través de la niebla. De tono especulativo y místico, La laguna del soldado recorre un camino ancestral del pueblo Muisca. Los cuerpos en lo profundo de la laguna alimentan los ríos del país con los restos de nuestro pasado: las sangrientas venas colombianas.