Frente a la despojada calma del turismo durante la temporada alta en la ciudad de Bariloche, surgen del subsuelo, de las placas tectónicas, una serie de mitos y leyendas, una serie de misteriosos sucesos a través de los cuales se narran la represión a los pueblos originarios, la explotación de la tierra, un estado asesino coherente en su accionar a lo largo de 500 años. Todo lo que no se dice ni se quiere decir, emana como la lava, para sonar menos con bombos y platillos y más con la fuerza del techno -lo más estridente posible a lo largo de toda la película- la otra Bariloche, el otro ESQUÍ, las otras caras, las otras voces, las de nunca.
Nota
Esquí comenzó como un documental de observación que tenía la intención de retratar la vida de un trabajador de las aerosillas en el Cerro Catedral. Durante el proceso de escritura me encontré con una gran pared que me autoconstruí que me impedía entrar a las profundidades de un mundo que conocía. En torno al hibridaje de narrativas, apareció la actual estructura. Una explosión de rabia frente a los procesos perversos de la colonización. En esta búsqueda nos enredamos y contradecimos, se hacen explícitos el valor y los errores, y el que esté libre de culpas que dispare el primer plano.