Los edificios no deberían moverse. Pero en la Avenida Libertador de la ciudad de Buenos Aires, el último piso de un edificio se mueve y el techo tiembla, provocando una extraña fuga de agua en las bases del edificio, que devora las paredes y pareciera ahogar a sus habitantes. Los que viven en los pisos más altos, tienen miedo de caerse y los que viven en los pisos bajos, tienen miedo de hundirse. Konstantina Kotzamani construye una historia impregnada de la magia de los cuentos de hadas, en este caso, como una versión libre y encantadora del ballet El lago de los cisnes.
Nota
Un retrato surrealista de Buenos Aires. La arquitectura resuena junto con el mapa emocional de los residentes del edificio. Las diferentes clases sociales dominan la geometría de la ciudad. El realismo mágico encuentra grietas en las paredes y se inmiscuye en la vida cotidiana, conectando los diferentes pisos, las diferentes personas. En un edificio lleno de perros, no se escuchan los ladridos, sólo el gran candelabro temblando. El edificio tiembla porque sus residentes también tiemblan… sueñan, odian, aman, lloran, abren agujeros en las paredes, bailan y se desmayan bajo el hechizo del Electric Swan.