Estos son los restos de un diario visual que la cineasta grabó durante el último año que vivió en Buenos Aires. Las imágenes de la gran ciudad confluyen con audios de amigos y de su mamá, que desde la distancia y la cercanía iluminan momentos cotidianos con saltos en el tiempo, alternándose con notas de un cuaderno íntimo donde aparecen citas literarias, reflexiones y chismes en torno a hacer cine.
Nota
Antes de terminar la carrera de Dirección Cinematográfica en la Universidad del Cine, mantuve un diario visual y escrito durante 2017. Sabía que sería mi último año en Buenos Aires; por lo tanto, grabé muchísimas imágenes en mi cotidianidad y guardé audios de mis amigos más cercanos en Argentina y otros de amigos y mi mamá, que solían enviarme desde Chile. No obstante, en el 2020 cuando me puse a montar, no pude evitar el deseo de eliminar la mayoría de las imágenes y sonidos, eludir la cronología y construir recuerdos maleables desde el presente. Como decía Raúl Ruíz “(…) el vicioso placer de saberse capaz de asesinar avatares desdibujados. Estas burbujas nomádicas”.