Editorial 20 AÑOS DEL FESTIFREAK

Casi imposible resistirse a rebobinar. Hace 20 años nos encontrábamos para pasar películas. No había nada más. Tuvimos a nuestro alcance la posibilidad de utilizar una sala de cine semi vacía en el centro de esta ciudad, y la transformamos en la casa de la comunidad cinéfila platense. Pasar películas y luego hacer un festival de cine en una capital que no tenía ninguno.

Perseveramos. Enfrentamos la difícil convivencia con distintos gobiernos y sus funcionarios -varios indiferentes, descalificadores hacia toda acción artística independiente- y aún así persistimos en la construcción de un espacio que buscó ofrecer lo que para nosotros era lo mejor. Como tantos proyectos colegas, defendimos nuestra propuesta haciéndola autosustentable, sin por eso abandonar la defensa de políticas públicas de sostén y las instituciones estatales.

Escribimos nuestro propio guión: formamos equipos, buscamos el respaldo de directores, actores, artistas emergentes y consagrados, críticos, medios, festivales, bandas que musicalizaban nuestras fiestas y películas. Nos vinculamos con propuestas y organismos que compartieran la misma llama. Pasado el tiempo y siempre comenzando desde presupuesto cero, sentimos orgullo de que el FestiFreak siga recibiendo cariño y reconocimiento de distintos ambientes de la cultura y principalmente, de sus insustituibles espectadores.

Bastante se ha debatido sobre el placer del cinéfilo, que se reúne como en un ritual, intercambia saberes, discute, toma posiciones. Quienes programamos, curamos y organizamos ciclos o festivales somos ese público, y tenemos la característica de no querer estar solos, cada uno en su living con sus películas. Al placer de investigar se le suma el de dar a conocer, poner en común algo que bien podría haber quedado encerrado.
Arrancamos siendo tres o cuatro en un ciclo que pasaba películas de dudosa procedencia. Generamos luego un festival incipiente para llegar a un espacio consolidado, creativo, que amamos, que vemos moverse por el impulso de muchos. Quienes cruzan la línea hoy, son el resultado de otros que han ido pasando la posta. En el pavoroso contexto actual, reivindicamos y celebramos formar parte del mapa del cine en Argentina.

Por ahora, acá seguiremos. Atravesando, quemando etapas del cine como un refugio, como política, plan de evasión, alteración del orden, memoria, como excusa para el encuentro, para el experimento, descubrimiento, contemplación y gestión. Nunca quisimos hacer esto solos, por eso arrancamos pasando películas para todos. Compartir sigue siendo la clave.

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