Deprisa, deprisa

La velocidad, el ritmo, y los tiempos perceptivos atraviesan las películas. Se abren paisajes subjetivos y neuróticos donde el ansia, nervio y la urgencia son el combustible con el que huimos de la realidad y sus fantasmas.

El tiempo se desglosa y aparece la fascinación por el movimiento, la caída libre y la suspensión en un limbo de neones.

El cine en su ilusión de detener el tiempo.