La mujer como imagen, el hombre como portador de la mirada
Se desarrolla una rutina como cualquier otra. Su protagonista, una mujer que es a la vez todo y nada, habita con ligereza las acciones cotidianas. Sin embargo, algo inquietante se vislumbra en destellos de luz. Rostros, cuerpos y acciones se yuxtaponen infinitamente. Piezas fragmentadas de la mujer se juntan y forman el volumen de lo que ha sido su imagen en la historia del cine, uno marcado por la dominación y explotación rutinaria de su cuerpo.