A veces los cuerpos se encuentran en lugares extraños, dislocados, fuera de ambiente. Una luna en una piscina, un sol brillante en la palma de la mano. O el salto al vacío de un mártir insospechado. Así es la historia narrada en el primer corto de Christian Avilés, en el que un grupo de adolescentes privados de sol se embarcan en un viaje a las Islas Baleares en busca de luz y calor, con la misión de absorberlos, convirtiéndose en el medio de transporte para llevarlos de vuelta a su sombrío Reino Unido natal.