Primero pensamos en el cine, nuestro medio preferido y eje principal de Cinema Semente. Reflexionamos que habría muchas posibilidades para la pantalla, que podríamos contar muchas cosas a través de ella. Y después de filmar colectivamente en la aldea, confirmamos que las imágenes hablan tanto del lugar como de nuestra propia experiencia en él: un grupo de cineastas acercándose por primera vez a un territorio, a unas personas y a unas situaciones que van apareciendo en el camino. Queremos remarcar la subjetividad como ejercicio de honestidad. Subrayar también que somos foráneas. Y compartir nuestra fascinación por una planta, un musgo, un gato, personas maravillosas… Hay que abrazar esto, que es maravilloso La pieza supuso la introducción del colectivo a una realidad compleja: un pueblo con una historia y una serie de agentes y circunstancias que la rodean. Quizás parece demasiado lúdica, pero nos permite mostrar un primer acercamiento a esa realidad, y creemos que la comprendemos más de lo que se puede adivinar en la pieza. No obstante, eso no es algo malo, pero entonces démonos cuenta de que hay cosas incapaces de ser contadas en estas imágenes, y que queda mucho camino por recorrer.