Ankes se jubila de su trabajo en una oficina parroquial ubicada en un pequeño pueblo en Alemania.
esperaba con ilusión reunirse con sus hijos en unas vacaciones de verano en la costa del Báltico, en un lugar donde vivieron sus mejores años como familia. A último minuto su hijo Max no puede concurrir, porque han estallado unas protestas prodemocráticas en Hong Kong, ciudad en la que vive. Ella ha estado sin verlo por muchos años, y al tener tiempo libre, decide ir a visitarlo. Hong Kong se transforma en una forma de escape, en una aventura. Mientras su hijo está en un viaje de negocios, ella pasará unos días sola en una Hong Kong enigmática, conversando con extraños, construyendo un nuevo y plácido capítulo en su vida.