Una joven madre y sus hijas están sentadas bajo un puente. La cámara escanea el entorno y las sigue en un extraño viaje. Bajo el pulso del video y una impronta de cuento de hadas nos sumergimos en un imaginario de percepciones sensoriales, el autodescubrimiento y una mirada sobre las estructuras sociales. La seguidilla asociada de instantes luminosos nos pintan un mundo cargado de símbolos prestos a ser descubiertos por quien mira desde el margen. Comenzando con un vendedor de Mercedes, pasando por el caballo de Barbie, y llegando hasta las ruinas de la mayor fábrica de automóviles del mundo en Detroit. ¿Cómo se crece en este tipo de mundo sin fantasía?