zona liberada 35mm

Exótica: Nada es lo que parece ser

Una selva de mentira

Por Álvaro Bretal

Un hombre de saco y corbata visita un bar de Toronto donde bailan mujeres con poca ropa. El lugar es artificialmente elegante, con palmeras y Leonard Cohen sonando de fondo. De todas las muchachas, el hombre siempre elige a la misma: se llama Christina y se viste de colegiala. Antes de visitar a Christina, con quien apenas habla y a quien jamás toca, pasa a buscar a su sobrina y la deja sola en su casa, para que practique piano y flauta. A veces el hombre dice que su sobrina está trabajando de niñera, pero no es cierto: antes en el hogar vivía una niña, su hija, pero ya no.

Otro hombre llega a Canadá después de un viaje; trae escondidos unos huevos valiosos, a los que trata con toda la delicadeza del mundo. En cierto punto descubrimos que dentro de esos huevos se gestan loros fascinantes y carísimos. El local en el que cría las aves ilegales tiene un aspecto penoso, pero las peceras refulgen como carteles de neón. Atom Egoyan evidencia, así, la máxima estética que rige su película: visualmente, todo deberá ser llamativo, impactante, casi publicitario. El objetivo es la sensualidad absoluta. No por nada la película fue vendida como erótica, cuando en verdad todo resulta un poco triste, incluyendo las peceras y las muchachas que bailan en el bar.

Los personajes de este relato están casi todos rotos; cargan traumas, sufrimientos, secretos, dolores misteriosos incluso para ellos mismos. Es evidente que hay un hilo que conecta todo, un hecho denso que de a poco se irá develando. Una filmación en VHS repetida en loop, con un ruido visual que quiebra la pulcritud del resto del film, parece esconder un indicio.

También hay un DJ que está obsesionado con Christina y no puede soportar la conexión −misteriosa; todo es misterioso− que ella tiene con el hombre de saco y corbata. El DJ, que parece un tipo relajado pero tiene un costado oscuro, es también el encargado de presentar, ante una pila de CDs, un micrófono y un loro de mentira, a las muchachas que bailan en el bar. Cada vez que le toca presentar a Christina se paraliza, perturbado. El vínculo entre ambos también parece esconder un pasado.

Cada tanto, Egoyan quiebra el presente nocturno de tormentas, visitas a la ópera y canciones de Leonard Cohen con planos diurnos, muy impactantes, de personas caminando por un prado. Están buscando algo. Un cadáver, tal vez, o un poco de calor entre tanta fachada.

Christina, bailando, se adentra más y más en el laberinto. “Me parece que, para la mayoría de las personas, el sexo reside más en la imaginación y la fantasía que en el cuerpo”, dijo alguna vez Egoyan. El cuerpo de Christina, eso sí, no es cualquier cuerpo. Lo sabe el hombre de saco y corbata y lo sabe el DJ; lo sabe también el espectador. Ella trata de liberarse de las ataduras. La pregunta es cómo llegó a estar tan atada, acorralada por obsesos, danzando entre palmeras y luces de neón.

Cuatro personajes intentan encontrar calidez en un bar donde bailan mujeres con poca ropa. El lugar es ligeramente decadente, con cuevas de cartón pintado y sexualidad fría; es el corazón de un thriller sin armas, un thriller espiritual. El lugar se llama Exotica.

viernes 21 de octubre 19 hs.

Título original:
Director/a:
PAIS:
AÑO:
Duración:
Formato:

Exotica

Atom Egoyan

Canadá

1994

103′

35 mm.