El 3 noviembre de 1995 estalló la Fábrica Militar de Río Tercero, Córdoba, emblema de la ciudad. Miles de proyectiles se dispararon contra el pueblo que los producía. Con 12 años, mientras intentaba escapar de las explosiones, la realizadora registró la destrucción con una cámara de video. Veinte años después, ella se encuentra con ese material de archivo, imágenes que en el presente estremecen. La marca de la vida posible previa al hecho. La explosión escondió el mayor tráfico de armas en el que se vio involucrado el gobierno argentino de la época. La ciudad continuó creciendo y desarrollándose pese a la tragedia, pero la amenaza del polo industrial y militar aún persiste.