Un espacio que antes se utilizaba como matadero se convirtió en el lugar para preservar la vida del cine brasileño. Hasta que llegó el primer incendio. Y luego otro, y otro. Cientos de negativos perdidos por una política que niega las acciones de conservación. La relación entre la Cinemateca de São Paulo, el abandono del poder público y el fuego es rescatada en una película que tiene, en sí misma, la función de preservar la memoria de esta Cinemateca. (Carol Almeida)