Una reflexiona sobre las consecuencias del legado del Libertador. Convocando el espíritu de Bolívar en los paisajes exactos que presenciaron las batallas, Bicentenario revela los rituales sociales contemporáneos que perpetúan la violencia en curso que reside en lo profundo del inconsciente social y político. Doscientos años después de su campaña, el espíritu de Simón Bolívar se ha convertido en una mezcla de misticismo político, doctrina incuestionable y enigma, quizás una maldición que se ha fijado en el imaginario colectivo de todo un continente. Es en este hechizo que el film de Pablo Álvarez Mesa busca invocar, y quizás exorcizar.