Las festividades religiosas en Tamil Nadu a través del ojo de Sohrab Hura se convierten en una experiencia sugestiva donde el tiempo se suspende y la vivencia pasa a ser un trance hipnótico.
Los cuerpos ungidos por el mar son la postal de un estado volátil a punto de explotar. Filmada en la oscuridad de la noche en las costas del sur de la India, el margen entre la tierra y el agua se funden como punto de liberación más allá del cual los personajes experimentan miedo, sorpresa, ira, tristeza, confianza, anticipación, excitación, desprecio. Sobrevienen el arrebato y catarsis al lavar y desprenderse de sus máscaras.