Él se sienta orgulloso en su hermosa motocicleta, envuelto en un rojo majestuoso y en la deslumbrante admiración de los demás. Da vueltas y vueltas, cada vez más hermoso y exaltado. Está seguro de que sólo él puede explorar la selva. Y no, nunca va a prestarle su moto a nadie
Una recreación juguetona con roles invertidos que pone en la mira la arrogancia de los conquistadores coloniales.